viernes, 28 de diciembre de 2012

Entrevista al Padre Francisco Ignacio Hernández Rivero, fundador de la Fraternidad de Servidores del Corazón Sacerdotal de Jesús.


Entrevista al Padre Francisco Ignacio Hernández Rivero, fundador de la Fraternidad de Servidores del Corazón Sacerdotal de Jesús.
 

 

 
En la foto: Miembros de la Fraternidad junto con algunos monjes. En el centro está el Padre Prior y a su lado el Padre Francisco.

       ¿De dónde es?

 

       De Granadilla, un pueblo del sur de la isla de Tenerife, tierra del santo Hermano Pedro…

 

       ¿Con qué edad entró en el seminario? 

 

       Con 17 años.

 

    ¿Cómo sintió la vocación?

 

    . No podría poner un momento exacto en el que me haya empezado a plantear la vocación,  desde pequeño sentí la llamada al sacerdocio. Creo que desde que tengo conocimiento,  uso de razón, quería ser sacerdote, sentía un atractivo muy grande hacia el ministerio sacerdotal. Y lo curioso  es que no tengo familiares consagrados o sacerdotes, ni mi familia era por aquel entonces muy religiosa…desde luego que es un misterio cada vocación.

 

    ¿Qué hecho concreto le llevó a fundar la fraternidad? 

 

    Hay una pre-historia. En mi Primera Misa presidia ya como sacerdote,  hice  ofrenda al Señor, una ofrenda de gratitud. Ofrecí mi ministerio por las vocaciones, agradecido por el bien que me hizo el Seminario, tanto a nivel humano como espiritual y el Señor me tomó por la palabra. Mi ministerio sacerdotal ha estado siempre vinculado alrededor de las vocaciones, de la vida consagrada, del Seminario, etc. En los destinos a los cuales he sido envidado  me ha tocado atender  y compartir con la vida consagrada en una gran variedad de carismas, luego el Señor me llevó  de nuevo al Seminario como formador  a compartir los futuros sacerdotes, también estuve durante cinco años de Delegado Diocesano de Pastoral Vocacional, especialmente en este servicio, el Señor hizo que conociera la vida consagrada en sus muchos carismas. También he dado clase a religiosos, retiros, ejercicios espirituales… todo esto ha hecho que descubra la belleza de  la vida consagrada, la valore y la vea como un regalo de Dios para la Iglesia y para el mundo.

 

    Desde estos ministerios, he conocido las luces y las sombras, los gozos y los retos de la vida consagrada, y, a la vez, cosa muy hermosa, he descubierto a gente preocupada con la vida sacerdotal, gente que acompaña, ayuda al sacerdote en la parroquia, gente que comparte su cercanía y apoyo al Seminario, consagrados… y con esa gente me he ido relacionando, compartiendo inquietudes y preguntándonos qué podemos hacer por las vocaciones, por los sacerdotes.

 

     Hay una historia  que comienza cuando  mi obispo emérito, D. Damián Iguacén Borau, y mi obispo actual D. Bernardo, me decían que pusiéramos por escrito, que le diéramos forma a esa inquietud,  de  oración, de ofrecimiento y aquí fue surgiendo poco a poco la fraternidad de servidores. Don Bernardo me indicó que fuera a hablar con otro sacerdote, hoy obispo de Coria Cáceres, Don  Francisco Cerro,  y en aquel momento director del Centro de Espiritualidad del Corazón de Jesús en Valladolid  para que me ayudase a redactar los estatutos, según lo que iba viendo y sintiendo en mi corazón que Dios quería que fuese el camino de  la Fraternidad de Servidores.  Siempre estaré agradecido a estos dos instrumentos del Señor, Don Bernardo nuestro Obispo Diocesano, y Don Francisco Cerro por su aliento e indicaciones.

 

 

    El nombre de la Fraternidad es algo largo y curioso, ¿qué se esconde tras este nombre?

 

    Ciertamente que es largo. Detrás del “nombre” Fraternidad de Servidores y los “apellidos” del Corazón Sacerdotal de Jesús, hay todo un proyecto, toda una inquietud de cara a crear cultura vocacional. La Fraternidad no es sólo un grupo de oración por las vocaciones, es algo más. Se trata  de orar, es lo primero, ya el mismo Señor recuerda su importancia, pero es también conocer, valorar, apoyar, promover la vida consagrada en todos sus carismas. Esta parcela, desde mi experiencia, me parece olvidada en bastantes ámbitos de  la vida de la Iglesia. La pastoral vocacional es la cenicienta en las programaciones de muchas  parroquias, movimientos, realidades eclesiales. Explico lo anterior: en las parroquias hay  grupos, por ejemplo, de caritas para la atención a los pobres, animación litúrgica, monaguillos, catequesis, etc…todo esto es estupendo, pero hay un vacío en la comunidad cristiana de gente que recuerde, que haga presente la necesidad de  conocer, apoyar, promover la riqueza de la vida consagrada, de orar por las vocaciones y consagrados. Constatando este vacío,  ha surgido la Fraternidad. Creo que es una pequeña obra del Corazón de Cristo. Los miembros son laicos consagrados que, en sus diferentes ámbitos y realidades en los que se mueven, llevan esta sensibilidad por las vocaciones y la vida consagrada. También potenciamos todo lo que hay a nivel eclesial en torno a la vida consagrada y a las vocaciones, haciéndonos presentes y ofreciendo causes para crear cultura vocacional.

 

    ¿Ofreciendo cómo?

 

    Ofreciendo Expos - Vocacionales,  es decir, exposiciones que sirven para descubrir la riqueza de carismas que tenemos en las Diócesis; Cadenas de Adoración ante el Santísimo de varios días, algo muy importante ya que sensibiliza a la gente a orar por las vocaciones y por la fidelidad de aquellos que ya han respondido; Organizando  Vigilias ante las consagraciones, ordenaciones…, Horas Santas con testimonios vocacionales, Retiros Espirituales… nos hacemos presentes cuando hay una consagración, una ordenación, y con la presencia decimos que esto es importante, es un regalo de Dios, estamos aquí compartiendo la alegría y apoyando ese SI.

 

    Los miembros de la fraternidad hacen consagración de vida, ¿en qué consiste esta consagración?

 

    En la Fraternidad hay consagración, una consagración laical, y esto es un gran regalo, porque cuando una persona descubre que sus sufrimientos en la vida, sus problemas, sus luchas no caen en saco roto, sino que pueden ser ofrecidas al Señor  especialmente por la vida consagrada, por los sacerdotes… su vida cambia y he sido testigo de ello. En la Fraternidad hay gente que lleva  años en cama, otros que tienen problemas graves, pero que hacen su ofrenda de vida con alegría y paz,  afrontando su realidad de otra manera, sabiendo que el Señor escucha y acoge su ofrecimiento. En la Fraternidad  hay miembros de todos los estados de vida, casados, matrimonios, solteros, viudos,  incluso separados que por algún motivo no ha funcionado su matrimonio y han hecho esa ofrenda al Señor desde la situación que viven.

 

    Si alguien contacta con la Fraternidad y piensa que el Señor lo quiere viviendo este carisma, ¿qué proceso formativo siguen?

 

    Hay un proceso, un discernimiento, porque es verdad que hay gente que se apunta a todo en la Iglesia y al final no están en nada, y para que esto no pase hay un tiempo de acompañamiento. Ciertamente que el estar en la Fraternidad no pisa otras realidades eclesiales a las que se esté vincualdo, y esto es bueno porque así llevarán a sus grupos esta sensibilidad de “cultura vocacional”. El proceso que se sigue está plasmado en los Estatutos, hay un plan de formación.  Hay una especie de  noviciado antes de la  consagración. Se da a conocer el valor de la paternidad/maternidad espiritual sobre los consagrados y sobre las vocaciones, ya que dice Jesús que por encima de los vínculos de la sangre se encuentran los del espíritu, y este vínculo es muy grande. A los que tienen esa inquietud se les sitúa en estas coordenadas para que la descubran. Luego se introduce en la vida de oración, por supuesto, en la Liturgia de las Horas, en el sentir con la Iglesia y en el sentido del ofrecimiento, de la consagración, es decir, donde Dios nos ha colocado y nos ha puesto, ese es nuestro altar y desde ahí ofrecemos al Señor nuestra vida por las vocaciones y los consagrados a Él. Luego se le da a conocer la espiritualidad del Corazón de Jesús, espiritualidad muy unida a la Fraternidad.

 

     ¿Por qué está muy unida la espiritualidad del Corazón de Jesús a la Fraternidad?

 

   Porque es la espiritualidad del amor, del servicio, de  la entrega incondicional. Por el hecho de que en la Solemnidad del Corazón de Jesús el Papa-beato Juan Pablo II instituyó la Jornada Mundial de Oración por los sacerdotes, también, porque hay una promesa en Jeremías 3, 15 que dice: Os daré pastores según mi corazón y por supuesto porque quien ama mirando al Corazón de Cristo se entrega como Él. Sólo ama quien se entrega y sirve a sus hermanos desde la gratuidad, como el Maestro.

 

    ¿Qué más aspectos de la formación tiene la Fraternidad?

 

    Un aspecto muy importante es el descubrir el sentido de la consagración, que Dios te ha elegido  y destinado para algo, y esa misión en nosotros es crear cultura vocacional. Nos la definió con unas bellas palabras el Prior de este monasterio el Padre José María, cuando nos dijo que la Fraternidad tiene que “ser eco de la llamada de Dios en la Iglesia y reflejo del corazón de Cristo”.

 

    En este proceso o “noviciado” hay varias etapas o entregas:

 

  • Se entregan los Estatutos, que se conozca el ideario de vida y se explica.
  • La entrega de la Virgen María, signo de la maternidad que se asume, o paternidad siguiendo el modelo de San José.
  • La entrega de la oración de la Iglesia, de la Liturgia de las Horas. Hay que dar hondura a la gente, no caer en devocioncillas tontas, hay que buscar lo esencial y aquí, junto con la Eucaristía, tenemos la Liturgia de las Horas. La importancia de la oración de intercesión y del sacerdocio común de los fieles, que es una maravilla muy desconocida.
  • La última entrega es la de la vida en la consagración, donde el obispo o su delegado le entrega a quien se consagra la alianza, signo de compromiso, de pacto de amor con Dios al responder a su llamada, y, junto a la alianza, se entrega la cruz de la fraternidad, cruz donde se representa a Jesús en la cruz y la Virgen al pie de ella.

 

    ¿Qué ha supuesto para la diócesis Nivariense esta fundación?

 

    Para la diócesis ha supuesto, y ha sido muy grato, un despertar en ir conociendo y valorando la vida consagrada con los medio que antes dije que ofrecemos, y también ha supuesto un despertar de la espiritualidad del Corazón de Jesús, espiritualidad que hace pocos años se veía como una devocioncilla más o algo trasnochado de otra época.

 

    La Fraternidad tiene, como hija de la Iglesia, sus cimientos en Cristo, pero en la figura de un Cristo que muestra su Corazón a los hombres en esta espiritualidad del Corazón de Jesús. El hecho de que esta espiritualidad sea la bandera de la Fraternidad en un tiempo donde está devoción parece de otra época, ¿qué problemas le ha supuesto para la Fraternidad la ignorancia de la gente en este aspecto?

 

    Una primera dificultad ha sido el que algunos se cuestionen: ¿Cómo se pueden consagrar laicos? Y esa consagración es legítima y es posible. La consagración es una ofrenda de vida, no religiosa como se entiende por tal, pero cuando la Iglesia pone el sello y nos dice que nuestra misión es ser eco de la llamada del Señor y reflejo del corazón de Cristo, esto ayuda muchísimo. Aprovecho para decir que hay un grupo de gente que se está preparando para hacer los tres votos siguiendo los consejos evangélicos y el cuarto voto  que unifica a todos los miembros de la Fraternidad: el compromiso de  crear cultura vocacional.

 

    Otra dificultad ha sido el que le gente vea la espiritualidad del Corazón de Jesús como una simple devoción, porque algunos se han quedado en lo que es adjetivo en la espiritualidad y no en lo que es sustantivo. Lo adjetivo son las devociones, los primeros viernes, las letanías al Corazón de Jesús, la 12 promesas, etc, pero  lo sustantivo es descubrir que hay un Dios que tiene corazón, que se ha encarnado, se ha hecho hombre por amor a la humanidad, y ese amor es total. El Corazón de Jesús significa acoger este misterio del amor infinito de Dios para cada uno de nosotros, porque el corazón es símbolo del Amor; el Corazón de Jesús significa el amor de Dios en Cristo a través del Espíritu Santo del cual tenemos que ser reflejo.

 

 

    Explique está definición de la Fraternidad como eco de la llamada de Dios en la Iglesia y reflejo del corazón de Cristo:

 

    El eco es la resonancia de una voz, una voz que el eco la amplifica y hace más grande, y esta es la misión de la Fraternidad, recordar que Dios llama, que tiene un plan para cada uno y descubriendo ese plan damos  sentido a nuestra vida, nos realizamos felizmente.

 

    Reflejo del corazón de Cristo: Manifestar en nuestras actitudes, en nuestra vida el amor de Dios, que, en definitiva, es la espiritualidad del Corazón de Jesús.

 

    ¿Qué papel juega en el sentir de la Fraternidad el pueblo de Granadilla y el pueblo de Garachico?

 

    Al igual que el Señor se encarnó y hay lugares que hablan de esa historia de salvación, igual en la andadura de la Fraternidad puesto que hay lugares a los que está ligada, ejemplo de ello es el pueblo de Granadilla donde nace la Fraternidad y el obispo le puso el sello con la aprobación de los estatutos y consagración de los primeros miembros en el año 2008.

 

    ¿Por qué en Granadilla? ¿Por ser su pueblo?

 

    No, pudiera parecer que fuera por ese motivo, pero no. La Fraternidad nació en Granadilla porque fue el párroco del lugar quien nos acogió para la celebración de la erección de la Fraternidad y porque  la mayor parte  de miembros era en ese entonces del Sur de la Isla.

 

 

    ¿Y Garachico?

 

    Garachico… Hay que ver la Providencia de Dios, ya que en estas parroquias se celebra desde muy antiguo y con mucha belleza al  Sagrado Corazón de Jesús. Preside los retablos mayores de mis tres parroquias e incluso de una de ellas es el titular.  El Señor allí nos colocó una casa preciosa, Domus Mariae, la Casa de María, lugar de oración para la Fraternidad y abierta a la  toda la diócesis. En esta casa tenemos muchas de las actividades de la Fraternidad,  del arciprestazgo, de la diócesis. Allí organizamos diferentes actividades para dar a conocer la espiritualidad del Corazón de Jesús.

 

    Importante es, también, La Laguna, donde tenemos otra casa, la Casa de José, el padre de la Iglesia. La Domus Joseph tiene la misma vocación que la de Domus Mariae, es un lugar de encuentro, de oración, de reflexión y es una casa con bastante espacio verde.

 

   Una buena noticia, que adelanto, es que  el Obispo Don Bernardo, ha encargado a la Fraternidad la capilla de San Cristóbal en La Laguna para organizar allí la adoración del Santísimo por las vocaciones, la vida consagrada, los sacerdotes y por la diócesis. El 2 de febrero, D. m., día de la Vida Consagrada, comenzaremos la adoración del Santísimo, de pronto será diurna, de la mañana a la noche, y más adelante será nocturna, con lo que la adoración será perpetua. Va a ser un lugar donde se dará a conocer la vida consagrada, de forma que todos los meses habrá una Congregación, Orden o Instituto que expondrá su carisma. También habrá, todos los meses, una vigilia de oración acompañada con testimonios vocacionales.

 

    Dios siempre llama, pero no siempre se le responde. ¿A qué se debe, en su opinión, esta crisis de vocaciones? ¿Lo ve como una oportunidad para la Iglesia?

 

    El Señor siempre ha llamado y seguirá llamando porque el Señor no puede desatender al mundo, a la Iglesia, a su pueblo. ¿Dónde está el problema? El problema se halla en el hecho de que nuestra cultura actual no es vocacional, no propicia la escucha de la voz de Dios, falta silencio, faltan espacios de interiorización, y a la gente joven no se le ofrecen esos espacios, sino que continuamente se les distraen con otras cosas para que no reflexionen sobre la vida y su sentido, se les distraen para que sean objetos de consumo, manipulables. Romper este círculo es algo difícil, difícil pero posible, ahora te muestro la manera: Orar para que la gracia actúe y con su fuerza rompa ese círculo; también el posibilitar esos lugares donde la persona puede pararse, interiorizar y preguntarse qué sentido tiene la vida, y de ese modo surge la inquietud vocacional (hay que entender que cuando se dice aquí vocación no sólo se refiere a la vida sacerdotal, religiosa, sino que hago referencia a lo que el término dice en sí: la llamada de Dios a algo concreto) Otro aspecto para romper este círculo es el acompañamiento vocacional, puesto que muchos de los jóvenes que se plantean  estas cuestiones no han tenido un acompañamiento, un buen discernimiento de sus inquietudes, han vivido en la intemperie esa búsqueda, y claro está que si se está a la intemperie y no se está arraigado en Cristo se los lleva el ambiente. Creo que hemos descuidado mucho el acompañamiento.

 

    Estos tiempos nuestros son tiempos de grandes retos, y precisamente en tiempos de grandes retos el Espíritu Santo ha suscitado y suscita renovaciones en la Iglesia, veamos que los mayores santos que han renovado a la Iglesia lo han hecho en tiempos de grandes crisis, y es por eso que no tengo duda que el Señor ahora está suscitando generosidad en muchos corazones para que lleven el amor de Dios a mucha gente, estoy plenamente convencido. Este tiempo es una oportunidad para la Iglesia, lo vemos ahora con la Nueva Evangelización, es un tiempo de una gran oportunidad para buscar de nuevo lo esencial, para ir de nuevo al Evangelio, y según recuperemos la primacía de la Gracia, la primacía de Cristo, la primacía de la Palabra de Dios, de poner en el centro a la Eucaristía, según recuperemos esto surgirán vocaciones, matrimonios cristianos, evangelizadores. El reto hoy está en vivir plenamente lo que somos en la Iglesia.

 

    Para terminar, una última cuestión: Vemos que la fe de muchos cristianos se fundamenta sobre la mula y el buey, y no en Cristo. ¿Cómo podemos cambiar esto? ¿Qué ha ocurrido para que esto sea así?

 

    Creo que uno de los problemas que tiene la Iglesia hoy día es la falta de formación de sus cristianos. Tenemos cristianos que lo son por el hecho de que sus padres, sus abuelos lo fueron, y con una formación muy pequeña, muy elemental, muy básica o casi básica. Ocurre que cuando los medios de comunicación social nos cuestionan y no tenemos formación ni experiencia de fe los cristianos nos confundimos. Cuando el cristiano está cimentado en Cristo esas pequeñeces de la mula y el buey, que no aparecen en los relatos evangélicos, no te afectan puesto que sabes que tiene un sentido simbólico muy bonito y profundo y que lo importante del hecho ha sido que el Señor se encarnó, nació…el problema es la de –formación que confunde  los adjetivos y los sustantivos en la fe.

 

¡Ah¡, permíteme, Fray Mauro, que te felicite junto a tu hermano de comunidad  Fray Juan Carlos por la generosidad de vuestro SI recientemente en la profesión temporal. Sigan siendo tan acogedores, alegres y fieles al carisma de san Benito, que sin duda suscitará  seguimiento. Recuerdo que alguien con mucha sabiduría me dijo  que “La vocación la da Dios, el carisma los ojos”, que les vean a ustedes muy monjes, alegres y fieles. Gracias repito, por la acogida y vuestro SI.

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